Como hombres, estamos viviendo actualmente una situación compleja…

Vemos como nuestras compañeras se agrupan, se apoyan, desarrollan su mundo interno y su creatividad, así como también ponen límites y piden mayor presencia y cuidado.

Estas solicitudes, totalmente válidas y necesarias para nuestra evolución como humanidad, implican también un cambio en la manera en que se han vivido los roles masculinos tradicionalmente. Y muchos compañeros se están quedando atrás pues no han tenido las herramientas, la confianza o el apoyo para poder profundizar más en sí mismos, aprender a cuidarse y atreverse a conectar con su mundo emocional.

Por mi parte, he participado regularmente en talleres, formaciones y distintas instancias de desarrollo personal hace varios años, y desde el comienzo me llama mucho la atención que participen muchas más mujeres que hombres en esos espacios.

He comprendido que la vulnerabilidad nos aterra pues creemos que siempre tenemos que tener respuestas y ser los fuertes. Sin embargo, el camino para construir relaciones íntimas satisfactorias es a través de tocar esa sensibilidad, desde donde también radica una fuerza de vida, pues el sentir nos abre la puerta para la conexión.

Solos, desconectados y en la rigidez, somos débiles y tenemos más chances de sufrir y caer en comportamientos autodestructivos para evitar conectar con la frustración que nos acompaña cuando percibimos que no estamos dando lo mejor de nosotros, o cuando nos sentimos exigidos e incomprendidos y ni siquiera nosotros tenemos las respuestas.

En ese estado, a menudo nos vamos a la cabeza y nuestras mentes trabajan sin parar, queriendo resolver problemas a través del pensar, desconectándonos aún más del presente, de nuestros cuerpos y de quienes nos rodean, incluso de quienes amamos.

Por otro lado, los hongos son seres que crecen desde el micelio, una red subterránea que se expande y conecta distintas partes de su entorno, la cual permite la comunicación con plantas, árboles y otras especies. También transportan nutrientes e información. Descomponen lo que no sirve y crean algo nuevo.

Tenemos mucho que aprender de estos seres, cuya función es regenerar y reconectar. Esto mismo hacen a nivel de conciencia, pues ayudan a desarrollar nuevos caminos neuronales, nuevas perspectivas sobre la vida y mayor conexión con las sensaciones corporales y las emociones, ayudándonos a estar más presentes y enraizados.